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Mensajes

“…Soles occidere et redire possunt;
Nobis cum semel occidit brevis lux,
Nox est perpetua una dormienda.
Da mi basia mille, deinde centum,…”


El día transcurría tan normal y tan aburrido como cualquier otro martes de quincena, mi vida se había vuelto más monótona que un ciclo de lavado, el café y el cigarrillo de las 7 am eran como la moneda que le echas a la lavadora para que comience hacer el ciclo, la ropa sucia era mi trabajo, el agua era la empresa y el detergente eran las estrategias que utilizaba para sacar a flote los problemas, cuando me iba bien me llegaba un mensaje de texto y ese era como el Suavizante de ropa, pero así de monótona era mi vida, los últimos 4 años de mi vida así eran, el futbol paso a segundo plano, los libros al tercero y la que era mi novia al cuarto plano pero de pronto un día desapareció de mi vida, tan distanciada era la relación que me di cuenta que llevaba dos semanas que no la veía, solo la recordé porque una chica del trabajo me pregunto por ella. ¿Cuándo sucedió esto? No recuerdo muy bien, pero quizás fue en mi antiguo trabajo, en ese trabajo donde tenía gente a mi cargo y los mega regañaba pero también les enseñaba como se hacían las cosas, también de vez en cuando salíamos a echar un trago, la mina que traía en ese tiempo era un tanto similar a mi así que era bueno si íbamos por un helado o por una cerveza, por unas alitas o solo por un cigarro, las cosas iban tan bien hasta que el diablo me tentó y digo me tentó porque solamente hizo eso, sus manos eran en forma de un trabajo muy bien remunerado y pero con funciones parecidas a las de una máquina, mi resistencia fue tal que hasta el último aliento fue cuando decidí, aquel día cuando supe que si no tomaba esa decisión iba a deber una mensualidad del auto, cuando supe que el casero se había hartado de mis promesas de pago y me había dado el ultimátum me quedaban solo 10 días y eso tomando en cuenta que había dejado 2 meses en garantía que ya habían vencido, esa tarde yo tomaba mi café mientras leía “la chica del tren” al finalizar mi hora de comida a las 15:53 cuando sonó el teléfono y era un correo electrónico:

Estimado Iván:
Esperando se encuentre en perfecto estado de salud, nos complace informarle que el día mañana 23 de Enero se vence el plazo para que forme parte de nuestro gran equipo de trabajo, quedamos a sus órdenes en la sucursal centro con un horario de 07:00 horas a 20:00 horas…

¡Puta madre!, fue lo que alcance a decir, tenía que decidir y bueno al siguiente día me presente a vender mi dignidad por unos cuantos pesos más, la verdad no estuvo mal, fue un salario 30% más arriba del que me habían prometido en la entrevista pero había una diferencia, tenía que dejar mi ciudad y viajar al centro de la república, nos separaban 679 km desde donde rentaba, tenía que decidir en ese momento, intente marcarle a la mina con la que compartía sueños pero la contestadora me hizo entender que no estaba en casa y en su celular tampoco daba tono, pensé en mi futuro y decidí que era hora ya de amarrarme bien mis pampers y empezar a madurar que era lo que todos me decían, decidí esa tarde firmar el contrato y al otro día partí sin avisarle a nadie, fue muy duro llegar a la casa de unos desconocidos que me dieron alojamiento mientras encontraba un depa, fue complicado intentar regresar el primer fin de semana, tenía tantos manuales por leer que decidí posponer la visita a mi vida anterior a la siguiente semana y así pasaron cuatro largos años que no me di el tiempo de ir a despedirme de mi pasado, en este trabajo conocí a Patricia que es la mina con la cual todo iba bien exceptuando los últimos 2 meses que nos veíamos solo al llegar a la oficina y al salir cuando la llevaba a casa, el trabajo me estaba absorbiendo tanto que prefería que me pagaran las vacaciones a salir unos días, pero este martes la historia cambio, después de la hora de la comida cuando Miriam me pregunto acerca de Patricia porque no se había presentado a trabajar, fue cuando recordé que mi vida era tan jodida que no recordaba si ella me había dicho algo, justo en ese momento llego Raúl el dueño de la empresa quería platicar conmigo, fuimos a la oficina y lejos de un regaño me platico su historia que no recuerdo bien pero que dedico tanto tiempo a formar su empresa que después se encontraba solo y jodido con chicas de ocasión y tomando botellas caras, pero que no tenía con quien poder compartir esos logros, así que me daba dos semanas para que me largara y me olvidara de la empresa lo más extraño fue con lo que cerro, clarito me dijo “Iván, eh visto que algunos días que estas muy estresado te llega un mensaje, no se de quien sea pero te sales a fumar un cigarrillo y regresas como sin nada y resolviendo los pendientes, no se quien sea y no me interesa, pero te estuve observando a partir de ese momento, así que si quieres un consejo de caballeros, sal a buscar a esa mina… a Patricia no, si no a la mina de los mensajes” esto mientras me agarraba de mi hombro derecho y me llevaba a la salida, no me dio tiempo ni de regresar por mi celular de la empresa, ni de despedirme, así que me subí al auto y le mande mensaje a esta mina.
no me dio tiempo ni de regresar por mi celular de la empresa, ni de despedirme, así que me subí al auto y le mande mensaje a esta mina.

Yo: ¿Qué tal, como estas? Sabes, me dieron unos días en el trabajo, ¿harás algo en estos días? Me gustaría ir a visitar tus tierras, bueno espero no estés muy ocupada, te dejo un abrazo de oso.

Al llegar a casa no podía sacarme de la cabeza el trabajo pendiente que tenía así que marque a la oficina pero por órdenes del dueño no me dieron información, prepare mi maleta y esa misma noche Salí rumbo a mi pasado, pero una falla en mi auto me hizo quedarme en una población a 400 km de mi destino, ahí me quede en un hostal y deje el auto en manos de un mecánico, no era tan malo el problema, lo malo era que me había quedado sin batería en mi celular, en el hostal donde me quede conocí a Janeth una mina que sin más me invito una cerveza para mitigar el calor en esa noche, ella era un tanto curiosa tenía una situación muy extraña que después me confeso, cuando se sentía bastante bebida sacaba una máscara del mítico luchador “el santo” y seguía bebiendo con ella puesta, decía que era para proteger su identidad, esa noche paso sin pena ni gloria solamente nos alcoholizamos como mandaban los cánones y también recibí respuesta de la mina de mi pasado diciendo que no estaría unos días en la ciudad ya que estaría visitando a sus suegros, me quede muy extrañado esa noche, pero bueno el tiempo paso y creo que todos tenemos derecho de elegir lo que uno quiere, eso lo dije en voz alta algo que Janeth me cuestiono, pensaba que lo decía por su máscara del Santo, le explique la situación pero lo tomo a forma de broma y juntos empezamos a cantar “Caminos de Guanajuato” y después “Palomas mensajeras”, fue una gran noche, yo en verdad quería que no se acabara, pero como debe de suceder a las 3 am se acabó el alcohol y cada quien se fue a su habitación con la promesa de despertar en 4 horas para ir a unas ruinas.

A las 6:45 am estaba Janeth tocando la puerta de mi dormitorio, traía consigo un par de café bien cargados, le dije que me esperara unos minutos mientras me bañaba, ella me pregunto si podía leer mis escritos y le comente que si, después de bañarme tomamos rumbo a las ruinas en unas bicis que nos prestaron en el hostal, fue gracioso cuando Janeth se ponía la máscara del santo y se ponía a leer mis escritos, era a forma de burla y según ella era una terapia para que olvidará a esa mina, ese pasado ya no existía y no debería de existir más, me ayudo a escribir un par de post en una pequeña pirámide, regresando al pueblo ya cansados pero con ganas de seguir la fiesta me toco pichar la comida y unas cervezas, pasaron las horas y la comida se convirtieron en cacahuates y chicharrones, las cervezas en vasos con whisky escocés y 3 hielos, eran cerca de las 8 pm cuando me llego un mensaje, lo leí y ella me decía que la estaba pasando muy mal, que si podía marcarle, pero por fortuna estaba Janeth a un lado para quitarme el teléfono y repetirme que disfrutara el momento, ante la negativa ella me contó su historia de desamor, en la cual se centra básicamente en que ella y su novio vivían un romance prohibido por lapso de 2 años, él tenía a su esposa y dos nenes y Janeth era la amante que también fungía como recursos humanos en la misma empresa, su romance se basaba en los poemas que Catulo le hizo a Lesbia, él se los declamaba y ella quedaba profundamente enamorada, incluso la última noche que pasaron juntos él le declamo el poema segundo de Catulo, Janeth no sé si se dio cuenta pero lo empezó a recitar, yo reconocí tal poema hasta cuando casi concluía;

 “… conturbabimus illa, ne sciamus
Aut ne quis malus invidire possit,
Cum tantum sciat esse bassiorum”


De sus ojos empezaron a rodar unas cuantas lágrimas al concluir el poema, no hice otra cosa que abrazarla, sentía su respiración tan profunda como si se fuese a dormir,  le di un beso en la frente y volví abrazarla, saque mi celular y le pedí una selfie, quería inmortalizar dicho momento, ella acepto y nos tomamos la selfie, las lágrimas se cambiaron por risas e incluso me intento a enseñar a bailar Bachata, pero todo quedo en el intento, fue una gran noche, todo quedo en unos besos, algunas caricias y promesas vanas de pasar los siguientes días juntos. A la mañana siguiente le sorprendí llegando a su habitación cerca de las 9 am, llevaba un par de chocolate calientes y pan dulce, ella no lucia bien pareciera que había llorado toda la noche y así fue, me platico que hablo con su manzana de Adán y le dijo tantas cosas que no quisiera recordarlas, la estaba abrazando justo en el momento más reconfortante cuando el mecánico me marco, diciendo que el auto había quedado, podía pasar por el hoy mismo, le hice una propuesta a Janeth que no sé porque acepto, “¿y si vamos a Mazatlán? Aún alcanzamos unos cuantos días del carnaval “, ella acepto y esa misma mañana sin más que nuestras ganas de fiesta partimos aquel rico puerto, ahí estuvimos un par de días juntos, discutimos cuando ella le mando un mensaje a mi pasado llamándome “mío” y la selfie que nos habíamos tomado, esa noche fue la última vez que la vi a ella, me puse una borrachera cuando intente buscarla en los bares y no la encontraba, incluso me lié a golpes con unos tipos porque la confundí a ella besando a un tipo, todo borracho esa noche decidí pasar a donde había dejado a mi pasado, ahí pase un par de días, logre ver a casi todos mis conocidos y bebí un rato con ellos, de vez en cuando volteaba a ver mi celular para ver si Janeth mandaba alguna señal de vida, pero no, la última noche tomaba un chocolate artesanal mientras fumaba un cohiba y terminaba de leer “la chica del Tren” cuando vi a Janeth a lo lejos sentada en una banca platicando con mi pasado, no podía creerlo, esa postal era algo ilógico, no podía existir, deje el  importe de la bebida más una propina en la mesa y camine hacia ellas, quien se dio cuenta fue Janeth que no dijo nada, solo atino a ponerse la máscara y obvio tenía que ponérsela olía aun a fiesta, mi pasado solo me dio el último beso en los labios y me dijo “lo siento Iván, no sabía que te hacia tanto daño, prometo que no volverás a saber nada de mi” y sin decir más se marchó, Janeth por su cuenta se quitó la máscara y me la entrego mientras me decía “lo siento, era necesario que esto pasará y si yo no lo hacía, alguien lo iba a tener que hacer, por cierto, si me quieres buscar, vivo en el hostal donde nos encontramos”  también se marchó, esa fue la última vez que supe de aquellas minas y mientras manejaba de regreso hacia la capital solo me resto aventar mi teléfono total ahora tenía una máscara del "Santo" y el beso más rico que me han dado en toda mi vida, ahora si me amarré bien los pampers y me  prometí que nunca más nadie me iba a mover el piso con un mensaje… 


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