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A cumplir la promesa

“Yo no entiendo como aman los humanos,
Por eso estoy ahora aquí contigo, por tu duda,
Por todo lo que no sabes ni averiguas,
Por todo lo que das sin saber siquiera que tuviste”


Me sentía bien relativamente en esta nueva vida, tenía recién 2 semanas que había llegado aquí y por medio de mi jefe del trabajo pude rentar esta casa que si bien no es grande al menos si me queda muy grande a comparación del depa donde vivía en la ciudad, la casa tiene 2 baños completos y un medio baño, una cocina tan grande que no sé cómo voy a llenarla, un refri con dos puertas, un comedor para 8 personas, un horno de microondas, una cafetera de capsula como las que anuncian en el televisor, un librero con al menos cien libros, un sistema de audio de 6 bocinas, dos salas de 3 piezas, cuatro dormitorios  junto con un corredor en el nivel de arriba y hasta arriba un cuarto con un desayunador para cuatro personas, un refri pequeño, a fuera de ese cuarto estaban dos hamacas un librero con al menos el doble de libros que el anterior, un costal de box con dos pares de guantes y un espacio tan grande como la casa, un cuarto de lavado y un patio delantero que funge como estacionamiento para 3 vehículos,  por una módica cantidad, en si los dueños vivían en EEUU y por eso buscaban a alguien de confianza para que les cuidara la casa, era realmente extraño ya que por la distancia de mi trabajo me hacia 15 minutos en la bicicleta y 5 minutos en el auto, en esta segunda semana fue cuando recibí la llamada del dueño de la casa que se escuchaba alguien no tan grande quizás como de la edad de mi padre, diciendo que mientras cuidara todo lo que hay dentro de la casa podría utilizar todo, me pidió que no rentara el patio para guardar autos o algo, el gas lo pidiera a la empresa que tiene la publicidad en el refrigerador, que no hiciera fiestas donde los vecinos se quejaran (esto no lo entendía ya que la casa habitada más cercana estaba a unos 20 metros) que guardara toda la correspondencia que llegará y por último que firmara el contrato de renta por 364 días y que se lo diera a Ricardo que era mi jefe en el trabajo, se despidió diciendo que fuera guardando lo de la renta en un cajoncillo que estaba oculto atrás del librero.

Hice todo lo que me pidió en cuanto colgué la llamada tome de mi maleta el equivalente al año de renta en efectivo y lo deje donde me pidió, hice esto porque me dieron tres meses por adelantado de mi departamento que renté a unos amigos en la ciudad, era una ganga en el empleo me dieron un ascenso y más dinero, iba a gastar muchísimo menos gasolina bueno en si iba a gastar menos en todo, me sentía feliz y a la vez con un vacío como de tristeza, en si llegando del trabajo me dedique a aprender a tocar la guitarra que mi hermano me regalo viendo unos tutoriales que también me los había regalado, leer algunos libros en si empecé leyendo “memoria de mis putas tristes” y “ extraño peregrinos: doce cuentos” “el amor en tiempos de cólera” de Gabriel García Márquez, el servicio de internet era nefasto pero era el mejor servicio en esa localidad, me puse a arreglar algunos desperfectos que había en la casa tanto de fontanería como de cancelería y de la instalación eléctrica, los sábados por la mañana jugaba futbol con el equipo de la empresa y en si era todo el día porque los campos estaban a dos horas de donde residía, los domingos me invitaron a jugar en una liga local que estaba a media hora en la bicicleta, me vida se resumía en eso, cada 15 días iba a la ciudad más cercana después de jugar  con la empresa a comprar la despensa de la quincena y de vez en cuando me quedaba de ver con algunos compañeros del trabajo para hacer una carne asada y ver el futbol en la casa que rentaba.

Era martes yo tenía ya cerca de 6 meses viviendo en esta casa, me sentía bien ya casi no tenía ese sentimiento de vacío emocional, no tenía novia pero si algunas compañeras del trabajo con las que compartía más que un trago, cuando de pronto escuche como si aventaran algo a la casa sonaba como cuando el cartero llevaba la correspondencia y no tenía la costumbre de tocar, yo estaba leyendo, termine de leer el último párrafo y Salí a ver quién era, abrí la puerta pero no se veía nadie en ninguna de las direcciones, cuando cerré la puerta vi que cayó un sobre blanco, lo tomé pero no tenía destinatario, solo tenía remitente junto con la dirección, era una tal “Patricia Martínez” y la dirección que era en la ciudad donde yo jugaba en el equipo de la empresa, lo iba a dejar en donde dejaba la correspondencia del dueño pero algo me hizo abrirla, lo hice con mucho cuidado de no romper, por fortuna tenía poco que habían cerrado el sobre y eso me ayudó demasiado, al abrirlo me sorprendí un poco al ver mi nombre y mis apellidos solo con las iniciales, en si era un carta que al parecer si iba dirigida a mí, en la cual a grandes rasgos decía que quería que nos conociéramos porque en otra vida fuimos algo, la verdad me cague de risa cuando la leí pero después pensé que no sería mala idea, respondí la carta y agregue mi correo electrónico comentando que era una forma más rápida de hacer llegar la carta, me empecé a imaginar qué tipo de persona era la que las escribía en definitiva la letra era de mujer bueno eso quería creer, pensaba si era como de mi edad o quizás era más grande por eso de utilizar cartas, o quizás era una chavita que tenía un proyecto y quería que fuera su conejillo de indias, quizás era una chava que siempre estaba sola en las gradas de donde jugábamos o quizás era la vecina nalgoncita que me la encontraba seguido cuando pasaban a recoger la basura, me quede dormido intentando descifrar eso.

Al otro día saliendo del trabajo fui a la oficina de correos y me lleve las dos cartas, al señor que me atendió le pregunte si ellos llevaron esa carta, y por la ausencia de sellos postales me dijo que no, que lo más seguro es que alguien la dejaba en mi casa, le pregunte si conocía a esa persona y me comento que no y eso que él era de esa ciudad, incluso esa casa era una casa abandonada si no mal recordaba, me hizo dudar un poco pero envié la carta, pasaron los días y no me llegaba ninguna carta, siempre al salir rumbo a mi trabajo me fijaba si no estaba algo esperándome y nada, cuando llegaba de trabajar también lo hacía pero nada, mientras leía “Delirio” de Laura Restrepo, fue cuando escuche caer una carta, me apresure a salir pero cuando me incorpore del sillón me tropecé con la mesita donde dejaba mis cigarrillos y mi café, así que tarde un poco en incorporarme y cuando llegue a la puerta no había nadie nuevamente, la calle estaba vacía, no habían indicios de gente, caí en cuenta que había pasado una semana de cuando llego la primera carta, estaba igual, solo estaba el remitente, igual decía “Patricia Martínez” y la misma dirección, en si la carta era una respuesta a la mía, pero agregaba que no fuera curioso que ya iba a existir un tiempo para conocernos, me platicaba en si como había estado en los días pasados, incluso creía que no iba a responderle la carta, me propuso un juego que era leer un libro recomendado y yo recomendarle un libro para leer, también empezar a escribir en otra hoja un acontecimiento de esa semana pero a forma de cuento, al finalizar me dejo la primera recomendación “El cordón de Plata” de Lobsang Rampa. La verdad me pareció buena la idea, así que le hice una descripción del partido del sábado anterior donde había anotado dos goles de tiro de castigo y me emocionaba porque ahí era portero, el libro que le recomendé fue “La tregua” de Mario Benedetti y al otro día al salir del trabajo lleve la carta a la oficina de correos, el señor no me pregunto nada ni yo tampoco, después la semana paso muy normal en el trabajo, no hubo ningún contratiempo ni nada relevante.

El día que preveía que iba a llegar la carta me puse a lavar el patio para que cuando llegara a dejar la carta pudiera dejar rastro, pero más o menos a la misma hora que habían llegado las anteriores cartas (cercano a las 19 horas) no llegaba yo me estaba desesperando pasaron 15 minutos y decidí ponerme a preparar la cena, cuando apague la licuadora escuche como si cayera algo, me iba a echar a correr pero recordé que iba a ver la huella de los zapatos, le baje el fuego a la estufa y vi que estaba el sobre pero envuelto en una bolsa de plástico de un supermercado, abrí la puerta y no había huella de nada,  incluso se veía todo mojado, me intrigo un poco y me metí nuevamente, cuando me serví mi cena abrí la bolsa y vi que tenía un post it, que decía “nos vemos el sábado a las 11:30 am, en la cafetería que está en la esquina de Lázaro Cárdenas y Miguel de la Madrid se llama Xanath… por cierto me dejaste sin bolsas donde llevo mis zapatos bajitos al trabajo para no mojarme los zapatos y también para que no se mojara la carta, por favor no lo vuelvas hacer” me dio un poco de gracia y también de incertidumbre, quizás por fin iba a conocer a esa tal Patricia, lo primero que decía la carta era que le había gustado el libro y se quedaba con dos cosas del mismo uno era “la teoría de la felicidad, de la mamá de Laura Avellaneda” y una cita del lunes 24 de Febrero “ …Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más.” Y en el suceso a forma de cuento hablaba de un problema como en un banco, no sabía yo si ella era la gerente o era la cliente, voy admitir que me reí y me hubiera reído si yo hubiera visto ese problema en la sucursal del banco, después me hacia la recomendación de “el Camino de la vida” Lobsang Rampa, le respondí la carta, empezando con que me daba gusto conocerla y que eso no iba a cambiar el estarnos mandando cartas, en si me estaba gustando dicha situación, después le compartí mi punto de vista del Cordón de plata, y en la vivencia le comenté de como ayude a una persona que se le había ponchado una llanta cuando venía de regreso al trabajo, la recomendación que le hice fue “Travesuras de la niña mala” de Mario Vargas Llosa, después la envíe al otro día como era costumbre.

El Sábado en el partido me sentía extraño, estaba yo jugando pero mi mente estaba a fuera, esperando en esa cafetería a que yo llegara y por fin juntar mi mente y mi cuerpo, empatamos a cero en ese partido y no quise pegarle en ningún tiro libre, al salir pase a las duchas del deportivo e intente ir lo más casual que podía, era mi primera cita en mucho tiempo, al llegar vi la cafetería vacía, al parecer tenían pocos minutos de haber abierto, en la música de fondo logre reconocer “Historia de un amor” de Big Band Jazz, le pedí al mesero el café que tenían artesanal y unas galletas de avena que se me antojaron, quedaba, 15 minutos para que llegará, el café estaba delicioso y las galletas un poco desabridas pero el café lo compenso, cuando me acababa la última galleta vi que llego una mina de unos 25 años, nariz respingada, ojos un poco rasgados, tez morena clara, cabello alaciado color negro y las puntas moradas, vestía unos jeans que dejaban adivinar que tenía un par de piernas bastante bien torneadas y unas nalgas acorde a esas piernas, una blusa color rosa que dejaban adivinar un par de tetas pequeñas pero hacían valido el equilibrio que existía con esas nalgas, se me quedo viendo cuando la vi, me regalo una sonrisa y se volteo de inmediato, quizás fue por el café o por el agua abundante que tome después del partido que me paré a orinar, en el baño después de orinar me puse frente al espejo y empecé un pequeño dialogo que pensaba decirle, después mande todo al carajo y salí con la idea de hablarle, pero cuando la vi, ella estaba con una chica más o menos de su edad, entonces descartaba por completo que era ella, espere por tres tazas más de café, una orden churros con canela y azúcar, un especie de sándwich pero en vez de pan de caja era una concha de vainilla, sabía muy rica en verdad, al momento de pagar el mesero me pregunto si yo era el que estaba esperando a Patricia, le comente que sí y él solo dijo “La cuenta ya está pagada incluso también la propina, se disculpa Patricia por no haber estado con usted”  le pregunte como era esa tal Patricia, me decía que no podía decirme nada, eran ordenes, obviamente lo mande al carajo e hice las cuentas de acuerdo al menú, deje el importe con el 10% de propina, al salir vi que la cafetería era muy concurrida por personas jóvenes, les pasaba yo creo unos 3 años al promedio de todos ellos, les marque a mis compañeros y ya estaban en casa de mi jefe preparando la carne asada porque jugaba la selección en media hora, pase por unas cervezas y unos tequilas, quería ponerme borracho, al llegar mi jefe me vio un poco extrañado y me dijo “no quiero que te pongas borracho, después del partido va a llegar mi familia y no quiero que te vean borracho, recuerda eres mi mano derecha” quería mandarlo al carajo pero ya tendría tiempo en mi casa para ponerme borracho y no quería tener problemas con él, gano la selección 3 a 1 y después llego su familia con la cual convivimos, su hija llevaba a una amiga que era la chica de la cafetería la que me había regalado la sonrisa, al ver mi jefe que estaba platicando con la amiga de su hija me pidió que no quería que anduviera de ojo alegre con esa chica, seguimos con la carne asada y me despedí aludiendo que tenía que jugar al otro día y me fui a mi casa.

Al llegar metí el auto y saque una botella de tequila de la cajuela, me sorprendió ver un sobre blanco, era de Patricia solamente se disculpaba y me “regañaba” por no permitir que pagara mi cuenta, era todo, venía un beso de color rosa y tenía un aroma la carta que reconocí era Chanel No 5, al segundo caballito me quede dormido con el sistema de audio sonando, me desperté a las 2 de la mañana más o menos por el sonido del timbre, al salir era un vecino diciendo que le bajara a mi música, me disculpe diciendo que me había quedado dormido que no se iba a volver a repetir, cerré la puerta, apague el sonido y me dormí en la sala. Los días pasaban y las cartas seguían llegando, eran tantos libros que leí por recomendación de Patricia, lo más extraño me di cuenta después del segundo mes que los libros que me recomendaba estaban ordenados en el librero, era extraño sentía como si Patricia fuera mi novia, como si viviéramos 40 años antes y la comunicación era por cartas, en verdad si la quería sin haberla visto.

Faltaban tres días para cumplir un año en ese lugar cuando mi jefe me sorprendió en la oficina y me dijo que lo acompañara a un bar, nos veíamos en media hora ahí, pensé que me iban a correr sinceramente también me sorprendí porque eran las 9:45 de la mañana, pero cuando llegue él estaba ya con un coñac en la mano y a su lado derecho estaba servido otro, me invito a sentar y empezó “Sabes, me acaban de dar un ascenso y esta vez no podrás ir conmigo, te vas a quedar en mi lugar, te encargo a mi familia, te pediré por favor que les ayudes en lo que puedas y que te des una vuelta cada dos días saliendo de aquí, si te llegan a pedir que te quedes a dormir por favor no les hagas el desaire ya tienes una habitación en la casa, de donde rentas el señor te marcará entre hoy y mañana para decirte si te va a seguir rentando o no, vamos aperturar oficinas en Costa Rica y estaré allá, aún no saben cuánto tiempo, solo hay tres restricciones, no te acuestes con Laura (su esposa), lleva bien esta sucursal que hicimos que fuera de las más importantes y la última los Domingos ni se te ocurra faltar a comer, acabando tu partido te vas a comer con mi familia” yo solo asentí aunque la verdad era muy extraño, tenía ya 6 años trabajando con él y cada que lo movían de sucursal me llevaba, con su familia era una gran relación pero para estar supliendo al padre de familia quizás no estaba preparado y lo de no acostarme con Laura quizás no era complicado porque ella siempre me había tratado como a un hijo, nos acabamos el trago y pago la cuenta, me pidió las llaves de mi auto y se las dio al cantinero diciéndole que lo llevara a la casa de su familia después me pidió que lo llevara al aeropuerto en ese momento, quedaba a 4 horas de ahí, en todo el camino él iba viendo hacia la ventana como si se tratara del fin del mundo, no decía nada, cuando bajaba la ventanilla se ponía a fumar y yo aprovechaba para también fumarme un cigarrillo, al llegar al aeropuerto solo llevaba dos maletas grandes y una de viaje pequeña, llegamos apenas para poder documentar sus maletas, lo hizo y después me dio un abrazo fuerte, no sabía qué hacer, me volvió a repetir lo que me dijo en el bar y me pidió que pasará hoy mismo a la sucursal para que firmara mi nuevo contrato y después pasará a su casa para dejar su auto y cambiarlo por el mío y así lo hice, le devolví el abrazo y le desee mucha suerte, de inmediato salí rumbo a la oficina.


Cuando llegue ya casi cuando todos se iban, cuando entre todos me estrechaban la mano, ya todos se habían enterado de los movimientos de la empresa, firme mi nuevo contrato y salí rumbo a la casa de mi jefe para cambiar de auto, cuando llegue parecía que se había muerto alguien pero no me decían nada, me pidieron que me quedará a cenar con ellos, no podía negarme y me ofrecí ayudar a hacer la cena pero dijeron que ya habían pedido tacos, llegaban en breve, cenamos y todo estuvo bien entre comillas y me retiré pasando las 9 de la noche, al llegar a casa en cuanto metí el auto, recibí la llamada del dueño de la casa, sin dejarme hablar me decía que ya no iba a rentarme la casa, que iba a llegar una persona y que no colgará la llamada, en eso tocaron el timbre y salí abrir, era la amiga de la hija de mi jefe, diciendo que venía por lo de la casa, en cuanto la vi recuerdo que se me olvido que hasta estaba en una llamada, la invite a pasar y que se sentara, le serví un café y el señor del otro lado de la línea me dijo “sigue las instrucciones que te de ella, gracias por todo” y colgó la llamada, la chica me entrego una carta donde decía que le diera 115 mil pesos, que los tomará de donde había guardado yo el dinero, fui a sacar el dinero y cuando lo estaba contando por tercera ocasión la chica se acercó y me dijo “¿De dónde conoces a Joaquín? (el señor que me rentaba)” le respondí con la verdad que Ricardo fue quien me ayudo a rentar esa casa, le di el dinero en la mano y le dije “115 mil pesos, cuéntalos”  ella tomó el dinero y lo guardo de inmediato en su maletín que traía, después saco un folder con muchas hojas y me dijo “Felicidades, ya es el dueño de la casa” me dio un abrazo y estrechamos las manos, seguí leyendo la carta y decía eso que el “contrato” que había firmado era para hacer el trámite de cambio de propietario, la otra situación era que le marcará a la familia de Ricardo para darles la noticia, les marque y ellos dijeron que llegaban en unos minutos, después la carta decía que me quedara con Patricia, sonó mi celular y conteste, era Joaquín que me felicitaba por la nueva adquisición, de inmediato le pregunte que como iba a saber quién era Patricia porque no la conocía aun, el me respondió “la vas a conocer hoy, te va a dar un beso enfrente del librero” y colgó la llamada, me quede como pendejo sin poder reaccionar cuando vi que la chica se acercó al librero y empezó a husmear, me pregunto por un libro que no tenía pasta ni lomo, cuando me acerque a ella, me dio un beso que me hizo recordar muchas cosas, me hizo olvidarme de mi nombre, me hizo sentir cuando anote mi primer gol, cuando pare mi primer penal, cuando levante la primera copa, cuando recibí mi título profesional, cuando me dieron mi primer ascenso, me hizo recordar mi primer beso que le di a una niña que iba en el mismo kínder que yo, solo que ella iba en el A y yo en el B, tercer grado Miércoles 11:00 am, me gustaba y le regale un chocolate, ella me sonrió y me dio un beso en la boca, nos hicimos “novios” e hicimos la promesa de no separarnos un viernes antes de que nuestros papás pasaras por nosotros, pero esa vez fue la última vez que la vi, la maestra de su grupo me dijo que se había mudado a Estados Unidos (veía porque tenía un odio irracional a un país que no conocía), la recordaba casi siempre cuando besaba a una chica y hacía referencia entre mí que los besos más ricos eran los de ella, Patricia me saco de mi transe cuando me dijo “a cumplir la promesa ¿vale?” asentí mientras le daba otro beso…


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