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¿Qué hago aquí? ¿Qué pasó?

“…también me dijo un arriero
Que no hay que llegar primero
Pero hay que saber llegar…”

En esa ocasión quería olvidarme del mundo, recién había dejado mi trabajo y tenía ganas de gastarme los pocos pesos que me dieron, así que tome con rumbo desconocido, bueno conocido pero sin ningún plan, iba a visitar algunos familiares quizás así que tomé con rumbo a Morelia, pero decidí irme por la libre, como a mí nunca me toco, la carretera federal rumbo a Zitácuaro no era tan mala, el hambre me empezaba atacar pero continúe, paré en un pueblito llamado Tuxpan, ahí recordé que mi abuela contaba que su padre era oriundo de esa tierra, me paré en el centro y no encontré algo que comer, decidí comprarme una nieve riquísima a un costado del mismo, ahí pregunte sobre la comida local y me enviaron según la mina que atendía a un lugar donde vendían Menudo, que es como la pancita que conocemos en la zona centro, la verdad no era cosa del otro mundo aunque si sabía distinta, las tortillas hechas a mano le daban un sabor totalmente distinto, me puse a platicar con la señora de edad avanzada que atendía dicha menudería y me comento tantas cosas, desde lo que su padre le platico de la revolución y que ahora son lugares donde espantan, le comente el nombre del padre de mi abuela y me dio el avión dándome una descripción que yo sabía que no iba acorde pero no iba a decirle que no era verdad, me platico varias historias paranormales en la cual desde que las contaba se me enchinaba la piel, quizás fue buena estrategia porque repetí plato, después le pedí una recomendación para conocer, me recomendó Angangueo que dijo que estaba “cercas” no tuve la precaución de preguntar qué tiempo era, me recomendó visitar el santuario de la Mariposa Monarca, pidiendo que me llevará un chavalon por un lado que casi nadie visita, le di las gracias, tome la recomendación y pague la cuenta, hora y fracción fue lo que me costó llegar, a pesar de que el sol estaba a plomo por ser las 13 horas se sentía el viento muy frio, llegue a preguntar a la casa que me dijo la señora y si me hizo un buen descuento 150 pesos por el viaje, incluía el caballo, la verdad fue un viaje maravilloso de poco más de 3 horas invertidas, le termine pagando más de la cuenta e invitándole la comida y unas cervezas, me recomendó un lugar para quedarme en el centro donde también me consiguió un gran precio y eso que la habitación era muy grande, se miraba como esas casonas de películas de terror, salí en la noche a ver la pastorela que culminaba en ese día, fue muy buena la verdad no me lo esperaba, me acerque al final de la obra para felicitar a los actores y me invitaron tomar un trago con ellos en una lonchería que ya estaba cerrada, comimos y bebimos a un precio muy módico, después me preguntaron acerca del viaje y les enseñe los pocos videos y fotografías que tenía, me invitaron al siguiente día ir con ellos a otra parte de la biosfera donde estaba mejor, intercambiamos números telefónicos y me retire de la lonchería pagándoles el consumo también de ellos, me fui a dormir al cuarto que había contratado, es la primera vez que dormía con 4 cobijas.

Eran las 3:39 cuando me despertó esa sensación que tiene uno cuando alguien lo está observando, encendí todas las luces y examine cada palmo de la habitación que era de 6x9 y tenía un pequeño tapanco con otra cama, pero no había nada ni nadie, ni siquiera se filtraba la luz de otros lados, le quite el seguro por dentro de la puerta y tome una botella de agua que traía en mi maleta, me la tome de un trago e intente volver a dormir, pero no pude, salí a fumar un cigarrillo y fue cuando me encontré con un señor ya de una edad avanzada que estaba en una mecedora, le ofrecí un cigarrillo y empezamos a platicar, él era según su historia el velador de ese lugar desde hace 60 años, inicio cuando tenía 18 años, le platique de lo que había sentido y soltó al aire “ay esa lupita, le caíste bien y te pasó a visitar, ira ahora que te vuelvas a querer dormir solo le rezas un padre nuestro y después dices, gracias por la visita Lupita pero yo solo vengo de paso” yo lo veía atónito, de pronto me pregunto de donde venía y de donde era mi familia porque veía en mi rasgos purépechas, le contesté y él era oriundo de una ranchería de donde descendía mi familia materna, incluso me platico de las personas que conoció en ese tiempo, quizás platicamos por unos 30 minutos y 6 cigarrillos, me despedí porque me sentía cansado, hice el ritual que dijo y quedé dormido como una piedra.

A las 8 am empezó a sonar mi celular, pensaba que era la alarma pero escuche que sonaba de forma distinta, eran los actores de la pastorela que decían que nos veíamos en 30 minutos en la plaza, les respondí de forma afirmativa y me metí a bañar, salí faltando 15 minutos y me compré un tamal de masa y un atole sin sabor pero que me ayudaba a no pasar hambre, entregue el cuarto y subí mis pocas pertenencias a mi auto, llegué con ellos y los salude, venia otra mina con ellos, por cierto muy bonita, me ofrecí a llevar el auto hasta donde pudiera llegar para podernos acortar el camino, aceptaron y en el camino ellos iban desayunando, me ofrecieron pero no acepte porque acababa de desayunar. Dejamos el auto en una meseta y caminamos por 30 minutos, por suerte siempre cargo barritas de salami en mi mochila y agua, paramos a descansar e intercambiamos comida tomé varias fotos con la condición que no salieran ninguno de ellos en las fotos, en el camino de regreso les comenté de la situación que había vivido en la madrugada, ellos se quedaron callados, la mina que los acompañaba se puse blanca y con una expresión que denotaba mucha sorpresa, pare mi marcha y les pregunte acerca de su reacción, ella con lágrimas en los ojos me describió la persona con la que hablé en la madrugada, concordaba exactamente hasta en los huaraches cruzados que para el frio se me había hecho extraño que los calzará, me dijo entre lágrimas que era su abuelo, había fallecido hace 8 años exactamente y que era la primera persona que le decía que había hablado con él, regularmente a los que se les había aparecido los espantaba en ese mismo lugar donde me hospedé, le comenté que de donde era oriundo y me lo dijo, pff creo que no me estaba mintiendo, los siguientes 15 minutos de caminata fueron en silencio, los volví a dejar en la plaza pero cuando se bajó la mina que venía en la parte de atrás me pidió que si podía dejarla en una población cercana, accedí porque sencillamente no tenía plan y estaba en la ruta que tenía que hacer, ella me pidió esperarla a fuera de su casa en lo que preparaba maletas, la espere por el tiempo que me fumaba un par de cigarrillos y que ponía a cargar mi celular en su casa, tomamos la carretera federal Morelia – Toluca, en el transcurso platicamos de muchas cosas hasta tocar el tema de su abuelo, una persona que la había criado y le había dado estudio en la capital, llevábamos poquito más de una hora de viaje cuando me pidió que nos desviáramos hacia una población llamada “Doña Celia” no era mucho el desvió así que lo hice, servía que comíamos algo, paramos enfrente de una chocita muy humilde, ella entró y yo me quede respondiendo los mensajes de mis amigos en el celu, después me hizo pasar, me presentó a su abuela y me pidió que le platicara lo que me sucedió en la madrugada, la señora estaba terminando de hacer unos frijoles de la olla en barro, ese aroma y ese sabor me encanta, mientras le relataba lo ocurrido ella me servía en un platón hondo los frijoles acompañados con queso y salsa de molcajete con tortillas recién hechas, pedí si podía repetir plato y ella me dijo que si, solo con la condición que tomara una brebaje, así lo hice, me supo muy dulce al inicio y después muy amargo pero muy amargo que hasta hice gestos, me sentía un poco extraño, como si estuviera muy ligero, me dijo que era mejor que siguiéramos el camino y en laguna larga nos quedáramos a descansar, nos dio una dirección y apunto unas cosas raras en una hoja de papel, no eran letras no eran números, sabe que carajos era, se despidió de nosotros la señora y nos pidió dejar unas flores en el camino en una cruz que estaba en el camino a laguna larga, con la mina como acompañante empezamos a profundizar en la plática en el camino, paramos en esa cruz y dejamos la flores, ella también dejo unos dulces, le pregunte porque y dijo que ahí había fallecido un primo de ella que estaba niño y a los que pasaban por el camino se les aparecía, los dulces eran para que no se nos subiera al auto, yo esboce una sonrisa solamente, nunca he creído en eso pero le creí a la mina, seguimos el camino y llegamos al lugar que nos indicó la señora en laguna larga.

La persona que nos atendió era un poco grosera, como esas personas que están resentidas por la sociedad, le entregue la hoja que nos dio la abuela de la mina y nos invitó a pasar, dijo que bajáramos las cosas y después me pregunto que como me sentía, le dije la sensación y me dio una tipo sudadera de franela y me pidió que me la pusiera, olía feo como a polilla, como si tuviera mucho tiempo guardada, cenamos otra vez frijoles pero ahora refritos y me dio un vaso como con agua, no era agua, era más pesada y sabia como raro, no feo pero si raro, quizás pensé en el momento que era agua de la zona que tenía ese sabor, me dijo que me durmiera en el sillón que estaba en la entrada de la casa, me disculpe porque esa agua me dio mucho sueño y me dormí, caí rendido, la verdad no recuerdo que paso cuando estaba dormido, pero desperté un poco cansado, siempre he hablado cuando estoy dormido, sentía la garganta reseca como si hubiera roncado toda la noche o quizás hasta gritado, me paré y tome un poco de agua de la que traía en mi maleta, la señora estaba calentando agua en la lumbre y dijo que era para que me bañará, hice lo propio y me bañe, esa agua olía como a hierbas, pero me sentí muy descansado cuando salí de bañarme, estaba ya la mina y la señora en la mesa cuando termine de bañarme, tomamos un café de olla y otra vez frijoles refritos, les dije como me sentía desde que me desperté y después del baño, la señora solo esbozo una sonrisa, muy tímida pero era una sonrisa como de triunfo, le comenté que cuanto le debía de la noche, ella me dijo “no es nada, ya me estas ayudando y eso es la mejor paga, solo te pido que dejes a Ana (así se llamaba la mina que venía conmigo desde Angangueo) en Zinapecuaro, ahí, pasaran a quedarse a dormir en esta dirección y esa será mi paga”, yo le insistí en dejarle algo de dinero, pero no lo aceptó, así que subimos las cosas en mi auto y tomamos camino, la mina me parecía aún más linda, empezamos a tocar temas ya un poco más profundos, hasta que me pidió que parará en otra cruz, dejo unos dulces y echo agua que traía en una botella sobre la cruz, ahora no pregunté nada, las cosas eran tan extrañas que ya no pregunté nada.

Llegamos a la dirección que nos dio la señora, Ana me dio una medalla como de oro blanco, se sentía pesada a pesar de que se veía muy delgada, me pidió que me la pusiera cuando tocará la puerta y así lo hice, vi por un hueco de la puerta de madera un ojo que me observó, no dijo nada y después abrió la puerta, se acercó Ana y era una señora ya muy grande de edad, apenas se podían ver sus ojos y con un español muy malo como de extranjero nos invitó a pasar, me pidió que me diera un baño, olía también como a hierbas y el agua era pesada y muy cálida, cuando me bañaba empecé alucinar, veía personas y personas, empecé a gritar aunque no me hacían daño, entraron las dos al escuchar mis gritos he hicieron unos canticos, yo veía como las personas se iban yendo de mi alrededor cuando ellas seguían cantando hasta cuando solo vi a ellas dos, yo estaba desnudo y traía una erección muy cabrona, me dio un poco de pena y les pedí que salieran del baño, ellas lo hicieron, me cambie y salí, ellas me veían con cara de extrañeza, me preguntaron que vi y porque grite, yo solo les pedí un cigarro, y después de fumarlo empecé a relatarles todo lo que estaba viendo, me preguntaron sobre una mina en especial, les dije que era una exnovia, ellas asintieron solamente, comimos y yo me sentía incómodo, la señora nos dio un cuarto, no se cuánto tiempo había pasado pero ya no había Sol, lo único que alumbraba eran los focos, nos acostamos Ana y yo, estaba un poco temeroso y ella empezó acariciarme, me empezó a besar y solo dijo “esto es necesario” me fue dando besos desde mi boca, pasando por mi garganta, mi pecho, mi estómago y paró en mi pene, empezó hacerme un trabajo de puta madre, riquísimo, empezamos a fornicar, me sentía extraño, sentía que no era yo, hicimos y deshicimos la cama, estaba por llegar al orgasmo, sentía repulsión de lo que estaba haciendo y paré pero ella siguió los movimientos, era algo de otro mundo sinceramente, me sentía raro, extrañado, cuando me  estaba viniendo empecé a ver mi vida, desde que era niño, pasando por mi adolescencia, también cuando me fui de casa la primera vez, y cuando conocí aquella exnovia que tanto me había marcado, ahí fue cuando termine de “venirme” de pronto se me apago la luz, y caí como si alguien me hubiera dado un golpe a la mandíbula, seguía viendo pero ya no sentía nada, de pronto me cerraron los ojos.

Al despertar me di cuenta que estaba en un féretro, yo veía todo a mi alrededor como una cámara 360 grados, estaba mi familia velándome, lo sabía porque era yo el que estaba en el ataúd, no podía entender, era un velorio como de pueblo, donde la gente está comiendo y tomando alcohol como si fuera una fiesta, en eso se acercó Ana a donde estaba mi cuerpo y escuché que ella me dijo “era necesario este viaje, era necesario que ayudarás a otras personas que no habían podido cruzar, para que tu pudieras cruzar, espero no me tengas resentimiento y te agradezco todo lo que hiciste por la gente que ayudaste…” sus lágrimas cayeron en el vidrio del ataúd y empecé a marearme, hasta al grado de querer vomitar, cerré los ojos fuertemente y de pronto, sentí que jale aire, como esas veces cuando vuelves a nacer, no estaba llorando, no era un bebé, era yo que estaba tirado en el piso y de inmediato dije “¿Qué hago aquí? ¿Qué pasó?” una mina con una vestimenta blanca solo me dijo “salvaste almas, pero ya estas vivo nuevamente, tú auto está destrozado pero tu estas vivo, nuevamente” si, ella era Ana, una rescatista de la Cruz Roja que después me dijo que tuve un accidente, dicen los testigos que venía en mi auto, de la zona Oriente de la ciudad hacia el poniente, un tráiler se quedó sin frenos y me arrolló, revisé mi celular y solo tenía una imagen de una mariposa monarca, que yo recordaba haber tomado cuando estuve en Angangueo.




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